miércoles, 27 de octubre de 2010

Despedida

Era un suplicio verte de este modo:
fetal y consumida. Cavernosa,
tu voz completa tambaleaba, frágil;
andar de mariposa alcoholizada
yendo a los tumbos en su bicicleta.

-Boludo, qué par de tetas.

Inflaste mocos verdes como globos,
manchaste los calzones de marrón.
Y la loba tragó mi corazón
posándose nomás de rosa en rosa.

-Pibe, decime una cosa.

La casa te bienvino ¿te acordás?
con una bala hincada en el costado,
que hirió la piel abriendo un hueco torpe,
la costilla quebrada y sin soldar.

La sopa de fideos que tomabas
con queso de rallar.

-Pibe, ¿te dejás de hinchar?

Tu piel y hueso recalcó esternebras
en la pelambre pútrida y reseca
como pasto insolado a toda lupa,
como barquito de papel plegado.

Fuiste tiñendo sábanas de rojo,
inundación inhóspita de arcadas,
con tu flujo, tu vómito y tus náuseas.

En el reloj quizás las seis y treinta
exigen al cucú saltar del nido.

-Pibe, ¿qué es ese ruido?

Y las palomas obturando el sol,
hebras opacas que hilan una alfombra.

-Pibe, ¿qué es esa sombra?

Ruge el rugir del mar y el de la zanja,
pasó lo que tenía que pasar.

-Pibe, pará de llorar.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Für E

El primer paso que se hincó derecho,
como un taco metálico en la arena,
parece que fue ayer, y sin embargo
quedó algo lejos. Y fue un trecho largo,
y aunque no lo parezca, aunque dé pena,
las va tragando el mar, y si mirás
son un borrón difuso, son ajenas,
las huellas diluyéndose atrás tuyo.

A la deriva en este remolino
(motos, peatones, rascacielos, cloacas,
tranvías, y murmullos, y sirenas)
de esta ciudad foránea, analfabetos,
leyendo jeroglíficos ignotos,
descifrando el camino en una guía,
planisferio intrincado del subsuelo:
el atlas laberíntico del subte.

Y en este sitio a veces sin estrellas,
surcar, por entre el caos de las cosas,
estas aguas secretas, silenciosas,
sin sextante, y sin rumbo, y sólo ella.

jueves, 14 de octubre de 2010

No views is good views

Marionetista que la marioneta
fuerza a aletear como una mariposa,
meta remota, llaga o postemilla,
churunflo (virgulilla) que la eñe
orna sinusoidal: así, el espacio
de una linear transform dictó la clave.

Y él anotó prolijamente
con lápiz en un bloc apolillado.

El bigote alistó contra la veta
quien artífice fuera del Mahor,
y, en su graciosa nave, bicicleta,
por los añejos de la route du vin,
juró en silencio exterminar las villas,
quemar las llaves, masticar despacio.

Fue a principios de siglo,
o a mediados, no sé.

Un signo del sobaco, mal y pronto,
bípeda lambda misericordiosa,
del Helesponto al Hades lo condujo;
no frenó su hemorragia cerebral,
charco rosa macabro. Final brujo,
truco de magia no, sino de horror.

Gato encerrado en su cosmovisión,
cuántico o nazi o populista o facho.

De sesos salpicó -Tómate el buque,
guanaco circunciso.- con el láser.
No se permite conciliar el sueño
con pelos y señales de la guerra,
burós polacos, huesos, pánzers, fosas,
ni variables sin dueño libertar.

¿Pero cómo decírtelo?

Por la cuenca del indio boga, boga,
la combi blanca de papel picado,
la doctrina eficaz, la tos convulsa,
la droga que esclaviza.

La garganta cerrada como un táper
y de tanto llorar.

La nota musical que nadie escucha.

La vejiga revienta.

Y, al fin, abrir la tapa y orinar.